Lo primero, es lo primero: ¡gracias a Dios SÍ pude!
Hace un año, al cumplir mi primer aniversario, te conté -a grandes rasgos- mi decisión y experiencia al decidir BAJAR DE PESO, SIN DEJAR DE COMER.
En aquel momento, aparte de la emoción por cumplir ese primer período anual, tenía un gran reto por delante: mantenerme en la determinación de no subir de peso o rebotar.
Hoy puedo decir que en estos dos años he aprendido mucho acerca de cómo funciona mi cuerpo y cómo reacciona a ciertas condiciones o tipos de alimento. También he aprendido cómo volver a la senda cuando -por mi genética- tiendo a aumentar mi peso y volumen de grasa, con facilidad.
Si alguien me pregunta hoy (como suele suceder) que cómo hice para bajar de peso, no temo en contestar de inmediato que se consigue con actitud, determinación y perseverancia. No cabe duda que es elemental aprender a comer las porciones adecuadas y una dieta balanceada.
Otra consulta de rigor es: ¿y seguís yendo donde un nutricionista? Mi respuesta es, sí. Estoy consciente que el primer paso, después de decidir querer bajar de peso (igual que un alcohólico debe decidir que quiere dejar de tomar), es visitar un profesional de la nutrición.
Yo sigo comiendo los mismos frijoles y arroz que antes, el mismo mondongo los domingos y no me privo de comer en la calle cuando me toca hacerlo. La clave está en saber las cantidades que uno debe ingerir, las combinaciones que debe hacer, la suma de calorías que cada porción agrega a mi cuerpo y cómo compensar con ejercicio (ejercitarse en la segunda base del proceso).
La gente dice que quiere perder peso, que se va a poner “a dieta”, que va a tomar pastillas, que se va a aplicar cremas o que se va a conectar en algún aparato a la pared, mientras ve las telenovelas… ¡Esto no funciona así! El truco es: cierras la boca (o sea, aprendes a comer) y mueves el trasero (sin ejercicio no es imposible, pero es más complicado).
En mi autorretrato de segundo año, puedo ver menos barriga (la nutricionista me ha aclarado que yo no seré un flaco, “seco”) y más volumen en otras áreas del cuerpo. Aún no consigo unos pectorales de acero (pero sé que puedo conseguirlos), ni mis abdominales marcados como “sixpack” (pero ya estoy trabajando en conseguirlos).
Quise hacer la foto, con el mismo esquema de iluminación, incluso la misma ropa, para establecer un punto de comparación entre el primer y segundo año. Me agrada lo que veo, y estoy seguro que puedo -con la ayuda de Dios y mi familia- conseguir lo que me propuse hace dos años.
¡Sí se puede! ¡Yo estoy pudiendo, tú también puedes!
Hoy, antes de salir a mi rutina de ejercicio en bicicleta de montaña, me pesé y el resultado fue estupendo: 175.56 libras (70.44 libras menos que hace dos años). Así que en función de lo que una doctora me recomendó, ya llegué a la meta; aunque honestamente, quiero llegar a 170 libras.
En caso de ser uno de los que dice querer bajar de peso, pero no haces nada por conseguir ese objetivo, te invito a empezar hoy mismo (de entrada, deja las bebidas carbonatadas). Busca un profesional de la nutrición (espera meses si es necesario por una cita) y reduce las porciones de comida. Deja las fritangas, olvídate de la comida basura (por lo menos hasta que entiendas lo que contienen y cómo te afecta o cómo puedes compensar su ingesta).
De nuevo: ¡Sí se puede! ¡Yo estoy pudiendo, tú también puedes!
JLD Mis sinceras felicitaciones!! Un vivo ejemplo a seguir!!
Muchas gracias, Roberto. Muy amable.
que bien amigo me llega su post estoy por empesar algo parecido necesito bajar mis trigliceridos y bajar 20 libras para estar en mi peso alguna recomendacion o alguna buena dieta en cantidad de porciones saludos
Felicidades por tomar la decisión de cuidar su salud. Lo que le recomiendo es, una vez teniendo todos sus análisis clínicos, se reúna con un profesional de la nutrición y le prepare un plan alimenticio a su medida.
Las “dietas”, no son convenientes. Ningún organismo es igual a otro. Mis raciones, no son precisamente las mismas que debe consumir mi esposa, aunque vivamos en la misma casa y consumamos la misma comida.
No olvide que los médicos tienen -cada uno- su especialidad. El urólogo no está obligado a saber de nutrición, igual que el nutricionista (o nutriólogo), no está obligado a saber de urología (por poner un ejemplo).
Éxito.