Desde siempre, desde que tengo memoria, la radio fue mi pasión.

Allá, cerca del final de los ochenta, mientras hablaba con uno de los locutores/operadores que -junto a mis compañeros de secundaria- me llamaba para despertarme después de largas jornadas de estudio, me convenció de visitar al conocido Javier Chahín, para que me hiciera pruebas de voz en su estudio y así incursionar en radio o grabación de comerciales.

Junto al buen amigo Rubén Castro de Grabando en Emisoras Unidas

Junto al buen amigo Rubén Castro de Grabando en Emisoras Unidas

Valentín, como se llamaba el fallecido amigo que me animó y consiguió la cita con el hijo de la propietaria de Radio Tic Tac y La Buenisima (que en aquel momento tenía otro nombre), me acompañó el día indicado y como buen tutor me dio seguimiento hasta que me vio al menos operando los turnos de “Charlie” Rivera y el gran “DJ Ninety Seven”, como se hacía llamar Eduardo Lozano (de la XY).

Un par de años después, y habiendo pasado por las tareas básicas en varias emisoras populares, por plan divino, más que por insistencia de mi buen amigo Gustavo Orellana, me acerco a las más importantes emisoras cristianas (que a escondidas para no darle gusto a mi madre, ya escuchaba). De las que recuerdo admirar a don Hermann Lagos Naira por su estilo amable, al ahora periodista José Banegas, Isaac Zelaya, Nelson Perdomo y al mismísimo “Tavo” Orellana (que a mi juicio es la mejor y más versátil voz del país).

Junto al buen amigo y ex compañero de aulas Oscar Calona

Junto al buen amigo y ex compañero de aulas Oscar Calona

Cómo olvidar aquella noche en que por la misma pasión que sigue encendiendo en mí la radio, el viejo amigo de la familia Luis Edgardo Vallejo me dijo, al saber que había empezado mi estudios en periodismo: “Algún día quiero leerle con un editorial”. Esas palabras me motivaron a leer y escribir. Impulsado por los encomios de los maestros Amador, Cuevas, Cerrato, Carballo, Martínez, y otros, me acerqué a don Adán Elvir Flores con un par de artículos que para mi sorpresa fueron publicados en breve en La Tribuna.

Para esos días, también por plan divino, tuve la oportunidad de colaborar en la Radio Nacional de Honduras, donde compartí micrófonos (y máquinas de escribir) con el maestro Salvador Lara, Randolfo Rodríguez, Yareli Romero, Jorge Montenegro, y otros; además, del tiempo en largas conversaciones con el gran Merlo, con quien hace unos días me hice una “selfie”, cuando me lo encontré por la Farmacia Flefil de Comayagüela.

Junto al ya retirado Merlo de Radio Nacional de Honduras

Junto al ya retirado Merlo de Radio Nacional de Honduras

Del buen amigo José Marcos Durón aprendí que debemos ser humildes. Los medios son permanentes, nosotros somos pasajeros. Esas palabras calaron profundo. Jamás las olvido.
Desde aquel momento entendí que las cámaras, los micrófonos y las plumas atraen a las personas que se interesan en la exposición a la que los podemos llevar, mientras estamos en los medios. Una vez que salimos, no somos nada.

Aún hoy suenan en mi mente, como si las estuviera escuchando cada vez que cubro una actividad, las palabras de mi viejo amigo Nelson Perdomo: “La gente nos ve como muertos de hambre. Cuando estés trabajando, nunca comas ni bebas de lo que te ofrezcan. A los periodistas nos compran con comida y bebida”. Esas palabras, que fueron dichas mientras atendíamos una conferencia de prensa de la Confraternidad Evangélica de Honduras, se grabaron en mi mente y siguen vigentes.

Y a propósito de comida, ¡cómo olvidar las invitaciones desinteresadas a las que nos invitaba don Pepe! El primero de diciembre no había fuerza humana que nos hiciera cambiar la cita que tan amablemente nos extendía el desaparecido señor Barroso (desde cuyo deceso, los locutores quedaron huérfanos).

Debo ser sincero, no recordaba que hoy era el Día del locutor, hasta que escuché a una de esas muchachas sin talento ni voz, dar gracias por las felicitaciones que le hacían llegar sus oyentes.

Para mis amigos y colegas, un fuerte abrazo y deseo por mejores tiempos. ¡Salud!

Espero, aunque sea en mis últimos días, volver a la radio.

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