De entrada debo establecer que igual que la mayoría de personas, ¡ODIO LAS DIETAS!

Por años me mantuve firme al sostener que si bajar de peso dependía de comer monte o comer cosas insípidas, PREFIERO SER GORDO, PERO MORIR con mi barriga llena y el corazón contento…

Una mañana, al ver que mi esposa -con rotundo éxito- había conseguido bajar de peso; después que ella, me paré sobre la báscula y me llevé el susto de mi vida: la aguja marcaba 246 libras.

Al instante, sin duda inspirado por Dios, tomé la decisión de hacer un cambio en mi vida, debía bajar de peso o en el futuro cercano enfermaría (más) o moriría por mi obesidad.

Retrato de José Luis Durón tomado con un celular por Isaac Larios

Retrato de José Luis Durón tomado con un celular por Isaac Larios

Ya en 2010, me había asustado al ver las fotografías en que aparecía retratado; de hecho, en facebook, más de uno hizo bromas por mi gordura.

José Luis Durón con sobrepeso extremo, al par de su familia

José Luis Durón con sobrepeso extremo, al par de su familia

Mi punto de partida, mientras conseguía una cita para ser revisado por un especialista en nutrición, fue en marzo de 2011. De entrada, y de manera radical, decidí dejar las bebidas carbonatadas (con ellas, es IMPOSIBLE BAJAR DE PESO). Pasaron tres meses antes que la nutricionista me atendiera; mientras, al dejar los refrescos embotellados, perdí las primeras 10 libras.

José Luis Durón en 2011

José Luis Durón en 2011

La gente celebra aniversarios de vida, noviazgo, matrimonio, muerte, etc. Yo -a partir de hoy- celebraré (o al menos es mi intención) aniversarios de cambio de vida.

Justo hoy, hace un año, comencé un cambio en mis hábitos alimenticios -y de vida, en general- que han traido como consecuencia, mejor situación de salud y apariencia física.

José Luis Durón - JLDuron: Autorretrato 1er aniversario

José Luis Durón – JLDuron: Autorretrato 1er aniversario

No cabe duda que es algo que planeo sostener lo que me resta de vida, NO quiero volver al descuido en que yo mismo me permitía vivir.

Después de Dios, este cambio no habría sido posible sin el soporte de la mujer que Dios me dio por ayuda idónea (y sí que lo es). Gracias a mi esposa puedo -ahora- sentirme bien en todos los aspectos.

También debo agradecer a Rebecca, que cuando ve que empiezo a comer demasiado rápido y que no pongo los utensilios en el plato, mientras mastico, me recuerda que es básico comer bien, para mejores resultados.

Mi hija hace las veces de aliada de mi nutricionista (aunque en realidad, es mi aliada). Otra que hace trabajo de control, es doña Mary, quien se encarga de hacer que mis comidas sean sabrosas.

El primer campanazo, de alguien externo a la familia, y después de la recomendación médica de bajar -idealmente- por lo menos 70 libras, mi inspiración vino de Joel Comm (quien igual que yo, se atrevió y pudo).

En el proceso, me alegra mucho haber inspirado a varios que han conseguido iniciar el cambio de hábitos, también (Unos con más éxito que otros).

Ahora sólo resta perseverar, con la ayuda de Dios y la familia.

Si de algo te sirve mi ejemplo, ADELANTE, SÍ SE PUEDE BAJAR DE PESO sin sacrificarse, sin dejar de comer lo que te gusta (el truco está en comer raciones pequeñas, pero controlado por un experto).

Esta mañana fui más feliz, cuando la báscula marcó 179 lbs (67 menos que al inicio).
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La felicidad es una decisión personal

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