Andrés vio a “San Nicolás” caído y preguntó: “¿Qué le pasó a Santa?”, nadie contestó y volvió a preguntar…
Fue a jugar un rato, anduvo en su bicicleta, platicó con los cachorros de perro y cada vez que regresó al punto en que el muñeco estaba acostado en el suelo, preguntó: “¿Qué le pasó a Santa?”…
Antes de salir de la casa de los tíos, levantamos a “Colacho” y junto a su hermana sonrió mientras les hacía este memorable retrato.
Siempre dije que mis hijos sabrían la fuente de sus regalos, jamás compartiría el crédito con un ser ficticio; ya demasiado trabajo cuesta ganar cada centavo que se paga por los presentes navideños, como para que ellos crean que la Navidad se trata de regalos que trae un regordete y sonriente anciano…
A menos que quieras que ellos te mientan, diles la verdad. ¿Con qué altura moral te van a creer en las demás cosas que requieren de fe, si saben que falseaste?
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La felicidad es una decisión personal