De todas las palabras que David pudo decir el sábado anterior, mientras intentaba reflexionar y compartir acerca de la «Transformación de las personas», por el Poder de Dios, la frase que me llamó la atención -obviamente por las circunstancias de mi vida- fue la que hoy toma lugar en mi sección de frases citables:
«Yo no puedo cambiar solo, necesito buenos ejemplos, buenos modelos«. David Gómez
En las clases de psicología aprendí que somos el resultado de un cúmulo de conocimientos y experiencias que se desarrollan a nuestro alrededor. Somos seres de costumbres, somos por naturaleza imitadores de los elementos que hay en el ambiente.
Por lo anterior, debo rodearme de personas de las que pueda aprender, con las que pueda mejorar, y al final conseguir superarme.
Y en cuanto a mí mismo, debo poder reflejar un mejor ser humano, un ejemplo digno de imitar, de seguir y del que en vida se pueda expresar los mejores conceptos (ya muertos todos somos buenos…).
El primer y mejor ejemplo es Cristo. NO es fácil, sobre todo cuando te antecede una interesante suma de relaciones a las que no has dejado el mejor recuerdo (y lo digo porque no somos «monedita de oro», en alguna medida, nuestro comportamiento no siempre ha sido digno de imitar).
Por los míos y por mí mismo, debo mejorar, debo reflejar la mejor imagen; y algún día poder decir las palabras del apóstol: «Sed imitadores de mi, como yo de Jesucristo».
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