Mientras descansaba en los días finales del año, tomé tiempo para hacer una retrospectiva (aparte de disfrutar con la familia, en casa).
Una de las conclusiones a las que llegué, es que somos seres en constante cambio, en permanente evolución. Cambiamos cada día. Cambiamos físicamente, nuestras relaciones personales y de negocios, son diferentes. Nada es igual, incluso un día después.
Idealmente, los cambios deben ser para mejorar (si los cambios que pones en acción no te llevan a un mejor estado, algo estás haciendo mal). En esa parte, intento hacer evaluaciones frecuentes.
Incluso los cambios fisicos -aunque el cuerpo va envejeciendo- deberían hacerte sentir mejor.
En la fotografía anterior (recortada), recibía un diploma por excelencia académica en la escuela, hace 25 años.
Durante algún tiempo, debido a formas de pensar -esa rebeldía contra el mundo por la que algunos pasamos-, decidí dejarme la barba y cabellera larga (debo decir que con gusto volvería a hacerlo, pero entiendo que convencionalmente no es adecuado; así que lo cambié para mejorar).
En mi tiempo de descanso, en Navidad, hice todo lo posible por descansar y sentirme cómodo, por tanto, afeitarme fue lo último en lo que pensé (y la vez que lo intenté, no tenía los implementos requeridos).
Pero, al entrar al año nuevo y regresar al trabajo (esa vida real que debemos disfrutar a diario), como parte de los cambios para mejorar, tuve que afeitarme; con lo que -en palabras de una madre de familia que encontré hoy en la escuela a la que asiste mi hija- reduje algo de peso (¡Qué cantidad de pelo andaba encima!) y edad 🙂
Así que ahora sí estoy listo para interactuar con la humanidad y no causarle temor. Intentaré cambiar mi fotografía de perfil en la Web, por una de estas, actualizada.
Cuando de fotografía se trate, puedes contar conmigo.