¿Cuántas veces nos hemos preguntado: qué tal si… o qué pasaría si…? ¿Cuántas veces hemos querido hacer cosas, pero no lo intentamos siquiera por no ser algo “normal”, común o convencional?

Niña comiendo frijoles con palillos chinos

Niña comiendo frijoles con palillos chinos

Hace varios días, mi hija quería experimentar comer con palillos chinos, pero al no ser una costumbre hondureña, no habíamos podido concederle ese deseo.

Una tarde de estas, mi esposa apareció con los palillos chinos para Rebecca y -como es de esperarse- mi hija se puso feliz.

No fue sino hasta anoche que, casi cuando terminaba su cena, le preguntó a su madre si podía comer frijoles con los palillos… Y bueno, posterior a la autorización materna, procedió a disfrutar sus frijoles, dejando a un lado el tenedor.

Niña comiendo con palillos chinos

Niña comiendo con palillos chinos

Como en casi todo, al inicio no fue facil, pero después de un rato, era una experta comiéndose su “chímbaros” con los tan ansiados palillos chinos.

Feliz comiendo con palillos chinos

Feliz comiendo con palillos chinos

Verla feliz con su logro y deseo cumplido, me hizo pensar que en la vida nos encontramos con frustraciones y deseos truncados por no habernos atrevido a experimentar cosas nuevas, por no habernos salido de los esquemas tradicionales, por el qué dirán, incluso por nuestros mismos complejos.

Prueba cosas nuevas, camina con la frente en alto, intenta salirte de lo común y con seguridad obtendrás satisfacciones o por lo menos te habrás salido de la rutina y podrás saber algo que no tenías entre lo vivido.

A Rebecca no le importó imaginar que la respuesta obvia -de mi parte- habría sido “¡cómo vas a comer frijoles con palillos chinos!”, ella preguntó, deseando recibir autorización y lo consiguió… ¡Atrévete tú también!

× ¿Cómo puedo atenderte?